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Bienvenidos... espero que disfruten el paseo por mi blog.

viernes, 7 de marzo de 2008

Aparato Circulatorio

El aparato circulatorio tiene varias funciones sirve para llevar los alimentos y el oxígeno a las células, y para recoger los desechos metabólicos que se han de eliminar después por los riñones, en la orina, y por el aire exalado en los pulmones, rico en dióxido de carbono (CO2). De toda esta labor se encarga la sangre, que está circulando constantemente.
La sangre es el fluido que circula por todo el organismo a través del sistema circulatorio, formado por el corazón y un sistema de tubos o vasos, los vasos sanguíneos.

La sangre es un tejido líquido, compuesto por agua y sustancias orgánicas e inorgánicas (sales minerales) disueltas, que forman el plasma sanguíneo y tres tipos de elementos formes o células sanguíneas: glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas. Una gota de sangre contiene aproximadamente unos 5 millones de glóbulos rojos, de 5.000 a 10.000 glóbulos blancos y alrededor de 250.000 plaquetas.
El plasma sanguíneo es la parte líquida de la sangre. Es salado, de color amarillento y en él flotan los demás componentes de la sangre, también lleva los alimentos y las sustancias de desecho recogidas de las células. El plasma cuando se coagula la sangre, origina el suero sanguíneo.

Los glóbulos rojos, también denominados eritrocitos o hematíes, se encargan de la distribución del oxígeno molecular (O2).

Los glóbulos blancos o leucocitos tienen una destacada función en el Sistema Inmunológico al efectuar trabajos de limpieza (fagocitos) y defensa (linfocitos).
Las plaquetas son fragmentos de células muy pequeños, sirven para taponar las heridas y evitar hemorragias.

Es un órgano hueco, del tamaño del puño, en el centro del pecho, entre los pulmones, sobre el diafragma, dando nombre a la "entrada" del estómago o cardias.


El corazón está dividido en dos mitades que no se comunican entre sí: una derecha y otra izquierda:

La mitad derecha siempre contiene sangre pobre en oxígeno, procedente de las venas cava superior e inferior.
La mitad izquierda del corazón siempre posee sangre rica en oxígeno y que, procedente de las venas pulmonares, será distribuida para oxigenar los tejidos del organismo a partir de las ramificaciones de la gran arteria aorta.

Como una bomba, el corazón impulsa la sangre por todo el organismo, realizando su trabajo en fases sucesivas. Primero se llenan las cámaras superiores o aurículas, luego se contraen, se abren las válvulas y la sangre entra en las cavidades inferiores o ventrículos. Cuando están llenos, los ventrículos se contraen e impulsan la sangre hacia las arterias. El corazón late unas setenta veces por minuto y bombea todos los días unos 10.000 litros de sangre.
Los vasos sanguíneos
Los vasos sanguíneos (arterias, capilares y venas) son conductos musculares elásticos que distribuyen y recogen la sangre de todos los rincones del cuerpo. Se denominan arterias a aquellos vasos sanguíneos que llevan la sangre, ya sea rica o pobre en oxígeno, desde el corazón hasta los órganos corporales.
Las Arterias
Son vasos gruesos y elásticos que nacen en los Ventrículos aportan sangre a los órganos del cuerpo por ellas circula la sangre a presión debido a la elasticidad de las paredes.Del corazón salen dos Arterias :

Arteria Pulmonar que sale del Ventrículo derecho y lleva la sangre a los pulmones.

Arteria Aorta sale del Ventrículo izquierdo y se ramifica, de esta ultima arteria salen otras principales entre las que se encuentran:

Los Capilares
Son vasos sumamente delgados en que se dividen las arterias y que penetran por todos los órganos del cuerpo, al unirse de nuevo forman las venas.

Las Venas
Son vasos de paredes delgadas y poco elásticas que recogen la sangre y la devuelven al corazón, desembocan en las Aurículas.

El Sistema Linfático
La linfa es un líquido incoloro formado por plasma sanguíneo y por glóbulos blancos, en realidad es la parte de la sangre que se escapa o sobra de los capilares sanguíneos al ser estos porosos.

jueves, 6 de marzo de 2008

Aparato Respiratorio

Ubica esos pulmones

Tus pulmones están en tu tórax y son tan grandes que ocupan la mayor parte del espacio disponible. Tienes dos pulmones, pero no son del mismo tamaño como sucede con tus ojos o los orificios de la nariz. En cambio, el pulmón de la parte izquierda de tu cuerpo es un poco más pequeño que el de la derecha. Este espacio adicional en la izquierda da cabida a tu corazón.

Tus pulmones están protegidos por la caja torácica, que está formada por 12 pares de costillas. Éstas están conectadas a tu columna en la espalda y rodean a los pulmones para mantenerlos seguros. Por debajo de los pulmones está el diafragma, un músculo en forma de bóveda que trabaja con tus pulmones para permitirte inhalar (inspirar) y exhalar (espirar) aire.

No puedes ver tus pulmones, pero es fácil sentirlos cuando están en acción: ponte las manos en el pecho e inspira muy profundamente. Sentirás cómo el pecho se hace ligeramente más grande. Ahora exhala el aire y siente cómo el pecho vuelve a su tamaño normal. ¡Acabas de sentir toda la fuerza de tus pulmones!


Un vistazo al interior de los pulmones

Vistos de fuera, los pulmones son rosados y algo blandos, como una esponja. ¡Pero el interior contiene lo realmente importante de los pulmones! Al final de la tráquea, hay dos grandes conductos llamados bronquios primarios. Uno se dirige hacia la izquierda y entra en el pulmón izquierdo, mientras que el otro se dirige hacia la derecha y entra al pulmón derecho. Cada bronquio primario se ramifica en otros conductos o bronquios, que van haciéndose cada vez más pequeños como si fueran las ramas de un gran árbol. Los conductos más pequeños se llaman bronquiolos y hay unos 30.000 en cada pulmón. Cada bronquiolo tiene aproximadamente el mismo grosor que un cabello.

Al final de cada bronquiolo hay un área especial que lleva a unos grupos de sacos de aire muy pequeños llamados alvéolos. Hay unos 600 millones de alvéolos en tus pulmones y si los pusieras todos juntos, cubrirían una pista de tenis completa. ¡Son muchos alvéolos! Cada alvéolo está cubierto por una especie de malla de vasos sanguíneos muy pequeños, llamados capilares. Estos capilares son tan pequeños que las células sanguíneas necesitan ponerse en fila para poder atravesarlos.


Todo sobre la inhalación

Cuando paseas a tu perro, limpias tu habitación o rematas una pelota de voleibol, probablemente no piensas en inhalar (inspirar) -¡tienes otras cosas en qué pensar! Pero cada vez que inhalas aire, docenas de partes del cuerpo trabajan para ayudar a obtener ese aire sin siquiera pensarlo.

Al inspirar tu diafragma se contrae y se aplana. Esto permite que baje, para que tus pulmones tengan más espacio para hacerse más grandes mientras se llenan de aire. "¡Muévete diafragma, que me estoy llenando de aire!" es lo que dirían tus pulmones. Y el diafragma no es la única parte que proporciona el espacio que necesitan a los pulmones. Tus músculos de las costillas se tensan y hacen que las costillas se muevan hacia arriba y hacia fuera para dar más espacio a los pulmones.

Al mismo tiempo, inhalas aire por la boca y la nariz y el aire baja por la tráquea. Al bajar por la tráquea, unos pelos muy pequeños llamados cilios se mueven suavemente para mantener la mucosidad y la suciedad fuera de los pulmones. El aire pasa luego por una serie de ramificaciones en los pulmones, a través de los bronquios y los bronquiolos. El aire finalmente termina en los 600 millones de alvéolos. A medida que estos millones de alvéolos se llenan de aire, los pulmones se hacen más grandes. ¿Recuerdas ese experimento en que sentías como se hacían más grandes tus pulmones? Bueno, ¡realmente estabas sintiendo la fuerza de estos increíbles alvéolos!

Los alvéolos son los que permiten que el oxígeno del aire pase a tu sangre. Todas las células del cuerpo necesitan oxígeno cada minuto del día. El oxígeno atraviesa las paredes de cada alvéolo y llega a los capilares pequeños que lo circundan. El oxígeno entra en la sangre de los capilares pequeños y es transportado por los glóbulos rojos y viaja por capas de vasos sanguíneos hasta llegar al corazón. El corazón envía luego la sangre oxigenada (llena de oxígeno) a todas las células del organismo.


Esperando exhalar

Cuando es hora de exhalar (espirar), todo se invierte: ahora le toca al diafragma decir "Muévete". El diafragma se relaja y se mueve hacia arriba, expulsando el aire de los pulmones. Los músculos de las costillas se relajan y las costillas se mueven hacia adentro, creando un espacio más pequeño en el tórax.

A estas alturas tus células ya han usado todo el oxígeno que necesitan y tu sangre está transportando dióxido de carbono y otros desechos que deben abandonar tu cuerpo. La sangre regresa a través de los capilares y los desechos entran en los alvéolos. Luego los expulsas en el orden contrario a como entraron: el aire pasa por los bronquiolos, sale de los bronquios, hacia la tráquea y finalmente sale por la boca y la nariz.

El aire que expulsas no sólo contiene desechos y dióxido de carbono, ¡sino que también es tibio! Cuando el aire viaja por tu cuerpo, va recogiendo calor por el camino. Puedes sentir este calor si te pones la mano frente a la boca cuando espiras. ¿Cuál es la temperatura del aire que sale de tu boca o tu nariz?

Con todo este movimiento, te podrías preguntar por qué los pulmones no se atascan a medida que se llenan y vacían. Afortunadamente, tus pulmones están cubiertos por dos capas lisas especiales llamadas membranas pleurales. Estas membranas están separadas por un líquido que permite que se deslicen con facilidad cuando inhalas y exhalas.


Es el momento de hablar

Tus pulmones son importantes para respirar...¡y también para hablar! Por encima de la tráquea está la laringe, que a veces se llama glotis (caja de la voz). Al otro lado de la glotis hay dos crestas pequeñas llamadas cuerdas vocales, que se abren y cierran para emitir sonidos. Cuando exhalas aire de los pulmones, éste pasa a través de la tráquea y la laringe y llega a las cuerdas vocales. Si éstas están cerradas y el aire fluye entre ellas, las cuerdas vocales vibran y producen sonido.

La cantidad de aire que expulses de tus pulmones determina qué tan fuerte será el sonido y durante cuánto tiempo podrás hacerlo. Intenta inhalar muy profundamente y decir los nombres de todos los niños de tu clase -¿Cuánto puedes aguantar sin tener que respirar otra vez? La próxima vez que estés fuera, intenta gritar y ver qué sucede -gritar requiere mucho aire, así que necesitarás inspirar más frecuentemente de lo que lo harías si sólo pronunciaras las palabras. Experimenta con diferentes sonidos y el aire que sea necesario para producirlos: cuando te ríes, expulses aire poco a poco, pero cuando eructas, ¡dejas que el aire tragado que está en tu estómago salga de una sola vez! Cuando tienes hipo, es porque el diafragma se mueve de una forma tan rara que hace que inspires aire de repente y hace que el aire llegue a tus cuerdas vocales cuando no estás listo.



Quiere a tus pulmones

Tus pulmones son increíbles: ¡te permiten respirar, hablar con un amigo, gritar en un partido, cantar, reír, llorar y muchas cosas más! Y hablando de un partido, tus pulmones incluso trabajan con el cerebro para ayudarte a inhalar y exhalar una mayor cantidad de aire a una mayor velocidad mientras corres -todo esto sin siquiera pensarlo.

Mantener tus pulmones sanos es una buena idea, y la mejor forma para mantenerlos rosados y sanos es no fumar. Fumar no es bueno para ninguna parte de tu cuerpo y tus pulmones lo detestan especialmente. El humo de los cigarrillos daña los cilios de la tráquea de forma que no pueden moverse para mantener la suciedad y otras sustancias fuera de los pulmones. Tus alvéolos dicen "ay" también, porque las sustancias químicas que contiene el humo de cigarrillo pueden hacer que las paredes de los delicados alvéolos se rompan, dificultando la respiración. Finalmente, el humo del cigarrillo puede dañar las células de los pulmones tanto que las células sanas podrían desaparecer y ser éstas sustituidas por células cancerosas. Los pulmones son normalmente resistentes y fuertes, pero los cigarrillos pueden dañarlos muy fácilmente -y a menudo es muy difícil o imposible curarlos. Si necesitas trabajar con componentes químicos en una clase de arte o de manualidades, asegúrate de llevar una máscara protectora para evitar que los gases tóxicos entren a tus pulmones.

¡También puedes mostrar tu amor por tus pulmones haciendo ejercicio! El ejercicio es bueno para todas las partes de tu cuerpo, y especialmente para tus pulmones y tu corazón. Cuando haces ejercicio enérgico (como por ejemplo montar en bicicleta, correr, o nadar) tus pulmones requieren más aire para proporcionar a tus células el oxígeno adicional que necesitan. Cuando respiras más profundamente y tomas aire, tus pulmones se hacen más fuertes y mejores en su tarea de proporcionar a tu organismo el aire necesario para funcionar bien. ¡Mantén tus pulmones sanos y te lo agradecerán de por vida!

jueves, 28 de febrero de 2008

Aparato Digestivo

Todo empieza en la boca

La digestión comienza aún antes de que comas, cuando hueles comida sabrosa, la ves o piensas en ella. La saliva empieza a formarse en la boca. Cuando comes, la saliva descompone un poco las sustancias químicas de la comida y ayuda a ablandar los alimentos para que sea fácil tragarlos. Tu lengua ayuda empujando los alimentos mientras masticas con las muelas. Cuando estás listo para tragar, la lengua empuja una parte de estos alimentos triturados, llamada bolo, hacia la parte posterior de la garganta, en dirección a la abertura del esófago, la segunda parte del tracto digestivo.


Camino hacia el estómago


El esófago es como un conducto elástico que mide unos 25 centímetros de largo. Mueve la comida desde la parte posterior de la garganta hasta el estómago. Pero también en la parte posterior de la garganta se encuentra la tráquea, que permite que el aire entre y salga de tu cuerpo. Cuando tragas una pequeña bola de comida triturada (o líquidos), una aleta especial llamada epiglotis cierra la abertura de la tráquea para asegurarse de que la comida entre en el esófago y no en la tráquea. Si alguna vez has bebido algo muy deprisa, has empezado a toser y has oído a alguien decir que el zumo "se te ha ido por el otro lado", la persona quiso decir que por error el líquido había entrado a la tráquea. Esto sucede cuando la epiglotis no tienen suficiente tiempo para cerrarse y toses involuntariamente (sin pensar en ello) para despejar la tráquea.


Una vez que la comida ha entrado en el esófago, no va directamente al estómago. En cambio, los músculos de las paredes del esófago se mueven haciendo ondas para hacer bajar lentamente el alimento por el esófago. Esto dura 2 ó 3 segundos. Así pues, ahora que la pizza y la naranja han sido trituradas en pequeñas bolitas, te las has tragado y han bajado por el esófago, ¡es hora de que vean un poco más de acción -en el estómago!


Nos vemos en el estómago


Unido al extremo del esófago está el estómago, un "saco" elástico con la forma de la letra "j". El estómago es como una batidora, que mezcla y tritura las pequeñas bolitas de alimento que llegan del esófago en trozos cada vez más pequeños. Esto lo hace con la ayuda de los fuertes músculos de las paredes del estómago y los jugos gástricos que también provienen de las paredes del estómago. Estos jugos gástricos ayudan a fragmentar los alimentos y a hacer una especie de mezcla líquida en el estómago. También ayudan a destruir las bacterias que podría llevar la comida. El estómago tarda unas 4 horas en hacer esta tarea completamente y tener la mezcla lista para la siguiente parte del tracto digestivo.

Bueno ahora la pizza y la naranja son una mezcla líquida -¡que en nada se parece a cuando estaban en la bandeja de la cafetería! Si eres como muchos niños, seguramente has tenido la mala suerte de ver qué aspecto tiene esa mezcla líquida: es de lo que está hecho el vómito. Si una persona ingiere alimentos con muchas bacterias o si el estómago se irrita con un virus u otro germen, el estómago dice: "Eh, ¡está comida no pasa de aquí!" Entonces los músculos del estómago se contraen para empujar la comida en la dirección de la que vino -a través del esófago y la boca.

Por suerte, sin embargo, la mezcla líquida casi siempre va por buen camino. Cuando ha terminado el trabajo del estómago, los músculos trabajan juntos para empujar la mezcla poco a poco hacia otra parte del tracto digestivo llamado intestino delgado.


Recorrido por 6 metros, no son poca cosa


El intestino delgado es un tubo largo de 4 a 5 centímetros de ancho, encajado debajo del estómago. Si estiraras tu intestino delgado, mediría unos 6 metros de largo -esto es como 22 cuadernos alineados uno al lado de otro. El intestino delgado tiene la importante tarea de descomponer la mezcla de alimentos para que tu cuerpo pueda absorber todos los nutrientes que necesita de la comida -vitaminas, minerales, proteínas, carbohidratos y grasas. La albóndiga de carne que lleva tu pizza está llena de proteínas, pero sólo el intestino delgado puede obtenerlas para ti -esa carne no va directamente a los tejidos del cuerpo para darte energía.


Pero el intestino delgado no puede descomponer los nutrientes por sí solo -recibe ayuda de las otras tres partes del aparato digestivo. Estas partes son el páncreas, el hígado y la vesícula biliar. Éstas no forman parte del tracto digestivo sino que ayudan a completar el aparato digestivo. ¿Cómo? Pues enviando distintos jugos a la primera parte del intestino delgado. Estos jugos ayudan a digerir los alimentos y permiten que el cuerpo absorba sus nutrientes. El páncreas fabrica los jugos que ayudan al organismo a digerir las grasas y las proteínas. Un jugo del hígado llamado bilis ayuda a que el torrente se absorban las grasas hacia el torrente sanguíneo. Y la vesícula biliar es como un almacén de bilis, guardando a cantidades adicionales para cuando el cuerpo las necesita.
En la parte superior del intestino delgado, la mezcla líquida de alimentos se combina con los jugos del páncreas y el hígado. Después de toda esta mezcla de jugos, la mezcla es ahora muy fina y líquida. Se mueve hacia la parte inferior del intestino delgado, donde se descompone aún más. Cuando está casi al final del recorrido por el intestino delgado (¡un viaje que puede durar 4 horas de principio a fin!), los nutrientes de la comida pueden pasar finalmente a través de la pared del intestino delgado y llegar a la sangre. Así que ahora esa pizza y la naranja pueden ser utilizadas por el cuerpo: los carbohidratos complejos de la corteza de la pizza, la vitamina C de la naranja, la proteína de la carne y muchos otros nutrientes que te mantendrán sano. Una vez que los nutrientes han entrado en tu sangre, ésta los lleva al siguiente punto de control: el hígado.


Quiere a tu hígado

El hígado es uno de los órganos más grandes del cuerpo, situado en la parte derecha de tu cuerpo cerca del tracto digestivo. Además de fabricar bilis, que ayuda a la digestión, el hígado es el primer lugar al que se dirigen los nutrientes de los alimentos. La sangre los lleva directamente allí antes de ir a cualquier otro sitio y es por una buena razón: el hígado procesa los nutrientes filtrando cualquier sustancia nociva o desecho. Además, se encarga de convertir parte de estos desechos en más bilis, que va al intestino delgado para ayudar con la digestión o a la vesícula biliar para ser almacenada.


¡El hígado incluso sabe cuántos nutrientes irán al resto del cuerpo y cuántos se quedarán atrás como reserva! (Por ejemplo, el hígado almacena ciertas vitaminas y un tipo de azúcar que el cuerpo emplea para obtener energía.)
Una vez que todo ha sido inspeccionado por el hígado, éste da el visto bueno y los nutrientes pueden ser transportados por la sangre al resto del cuerpo.


Ese sí que es un intestino grueso


El intestino grueso es más grueso que el intestino delgado, mide de 7,6 a 10 centímetros de ancho y es casi la última parada en el tracto digestivo. Igual que el intestino pequeño, está plegado en el cuerpo, y si lo estiráramos mediría aproximadamente 1,5 metros de largo. El intestino grueso tiene un pequeño conducto con un extremo cerrado que sobresale y que recibe el nombre de apéndice. Aunque el apéndice forma parte del tracto digestivo, no hace absolutamente nada. Los científicos creen que el apéndice podría haber sido una parte útil en el tracto digestivo hace millones de años.

Después de que casi todos los nutrientes de la mezcla líquida de alimentos hayan sido absorbidos en el intestino delgado, aún habrá ciertas partes de la pizza y la naranja que tu cuerpo no podrá utilizar. Los desechos restantes pasan al intestino grueso para empezar un largo recorrido que finalizará con su expulsión del cuerpo. De camino, pasará por el colon, la parte del intestino grueso donde la mayoría del agua (y algunos minerales) que quedan en la mezcla líquida son absorbidos por la sangre. Cuando el agua deja la mezcla, los desechos que quedan se endurecen cada vez más mientras se mueven hasta acabar por hacerse sólidos.

Cuando esta masa sólida llega al final del intestino, podría llevar varios días en tu cuerpo. La cantidad de tiempo que pasan estos desechos en este intestino grueso depende del tipo de alimento ingerido y de cómo trabaja el cuerpo de la persona. El intestino grueso empuja los desechos hasta el recto, la última parada del tracto digestivo. Los desechos sólidos permanecen aquí hasta que estás listo para ir al baño. Cuando vas al baño, estás eliminando los desechos por el ano. Todo lo que tu cuerpo necesita de la pizza y la naranja ya ha sido extraído por las distintas partes de tu aparato digestivo y lo que queda es lo que tu cuerpo expulsa.


Comprende a ese aparato digestivo


El aparato digestivo es una gran parte de tu cuerpo: tritura y mezcla los alimentos, fabrica sustancias químicas para descomponerlos para que tu organismo pueda utilizar los nutrientes, filtra las sustancias peligrosas, e incluso deja que el cuerpo elimine los desechos. Debes mantener tu aparato digestivo en buena forma ingiriendo muchos alimentos sanos y bebiendo agua. Los alimentos grasos o grasosos tipo la mayoría de los snacks pueden ser difíciles de digerir, así que intenta ingerirlos con moderación (esto significa que debes comerlos sólo muy de vez en cuando y no comer mucho de una sola vez).
Intenta también facilitar las deposiciones comiendo frutas, verduras y pan y cereales con fibra -éstos ayudan a que los sólidos se acumulen en el intestino grueso y puedan ser expulsados. Cuida de tu aparato digestivo ¡y te sentirás bien!


¡Ahora, a Jugar!

El Esqueleto Humano

El cuerpo humano es una estructura que contiene más de doscientos huesos, un centenar de articulaciones y más de 650 músculos actuando coordinadamente. Gracias a la colaboración entre huesos y músculos, el cuerpo humano mantiene su postura, puede desplazarse y realizar múltiples acciones.

El conjunto de huesos y cartílagos: forma el esqueleto.

El tejido óseo combina células vivas (osteocitos) y materiales inertes (sales de calcio y fósforo), además de sustancias orgánicas de la matriz ósea como el colágeno, proteína que también está presente en otros tejidos. Los huesos son órganos vivos se están renovando constantemente.

Funciones del esqueleto:

  • Sostiene al organismo y protege a los órganos delicados como el cerebro, el corazón o los pulmones, a la vez que sirve de punto de inserción a los tendones de los músculos,

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La medula ósea, está dentro de los huesos, es un tejido que fabrica glóbulos rojos y blancos. La cabeza está constituida por el cráneo y la cara, protegen el encéfalo y a otros órganos del sistema nervioso central . También da protección a los órganos de los sentidos, a excepción de el tacto que se encuentra en la piel.

La columna vertebral es un pilar recio, pero un poco flexible, formada por una treintena de vértebras que cierra por detrás la caja torácica. En la porción dorsal de la columna, se articula con las costillas.

El tórax es una caja semirrígida que colabora activamente durante la respiración.

  • En el cuerpo humano existen 208 huesos :

    26 en la columna vertebral
    8 en el cráneo.
    14 en la cara
    8 en el oído
    1 hueso hioides
    25 en el tórax
    64 en los miembros superiores
    62 en los miembros inferiores

  • Hay varios tipos de huesos :

Cortos, como los de la muñeca o las vértebras
Planos, como los de la cabeza
Largos, como los del brazo o la pierna


  • Algunas características:
    Sson duros. Están formados por una substancia blanda llamada osteína y por una sustancia dura formada por sales minerales de calcio y fósforo. Los huesos largos tienen en su parte media un canal central relleno de médula amarilla, y las cabezas son esponjosas y están llenas de médula ósea roja.

  • Su función :
    Dar consistencia al cuerpo.
    Ser el apoyo de los músculos y producir los movimientos.
    Sirven como centro de maduración de eritrocitos (glóbulos rojos).

El cuerpo humano se divide de la siguiente manera para que sea más comprensible y universal:

Cabeza Tronco Extremidades


Huesos de la cabeza
Los huesos del cráneo son 8 y forman una caja resistente para proteger el cerebro. Los huesos de la cara son 14. Entre ellos los más importantes son los maxilares (superior e inferior) que se utilizan en la masticación. Hay un hueso suelto a nivel de la base de la lengua; llamado hioides, en la que sustenta en sus movimientos.

Huesos del tronco
La clavícula y el omóplato, que sirven para el apoyo de las extremidades superiores.
Las costillas que protegen a los pulmones, formando la caja torácica.
El esternón, donde se unen las costillas de ambos lados. (anterior)
Las vértebras, forman la columna vertebral y protegen la médula espinal, también articulan las costillas. (posterior).
La pelvis (ilion, isquión y pubis), en donde se apoyan las extremidades inferiores.

Huesos de las extremidades superiores

Clavícula, omoplato y húmero formando la articulación del hombro
El húmero en el brazo.
El cúbito y el radio en el antebrazo
El carpo, formado por 8 huesecillos de la muñeca.
Los metacarpianos en la mano.
Las falanges en los dedos.

Huesos de las extremidades inferiores
La pelvis y el fémur formando la articulación de la cadera.
El fémur en el muslo
La rótula en la rodilla.
La tibia y el peroné, en la pierna
El tarso, formado por 7 huesecillos del talón.
El metatarso en el pie
Las falanges en los dedos.

Las Articulaciones
Son las zonas de unión entre los huesos o cartílagos del esqueleto. Se pueden clasificar en: sinartrosis, que son articulaciones rígidas, sin movilidad, como las que unen los huesos del cráneo; sínfisis, que presentan movilidad escasa como la unión de ambos pubis; y diartrosis, articulaciones móviles como las que unen los huesos de las extremidades con el tronco (hombro, cadera).

Las articulaciones sin movilidad se mantienen unidas por el crecimiento del hueso, o por un cartílago fibroso resistente. Las articulaciones con movilidad escasa se mantienen unidas por un cartílago elástico. Las articulaciones móviles tienen una capa externa de cartílago fibroso y están rodeadas por ligamentos resistentes que se sujetan a los huesos. Los extremos óseos de las articulaciones móviles están cubiertos con cartílago liso y lubricados por un fluido espeso denominado líquido sinovial producido por la membrana sinovial. La bursitis o inflamación de las bolsas sinoviales (contienen el líquido sinovial) es un trastorno muy doloroso y frecuente en las articulaciones móviles.

El cuerpo humano tiene diversos tipos de articulaciones móviles. La cadera y el hombro son articulaciones del tipo esfera-cavidad, que permiten movimientos libres en todas las direcciones. Los codos, las rodillas y los dedos tienen articulaciones en bisagra, de modo que sólo es posible la movilidad en un plano. Las articulaciones en pivote, que permiten sólo la rotación, son características de las dos primeras vértebras; es además la articulación que hace posible el giro de la cabeza de un lado a otro. Las articulaciones deslizantes, donde las superficies óseas se mueven separadas por distancias muy cortas, se observan entre diferentes huesos de la muñeca y del tobillo.